
Lo peor, lijar a 42 grados a la sombra con una especie de pasta de serrín y sudor cayendo de la frente directamente a los ojos. Al día siguiente me he levantado con los ojos a la virulé, hinchados y purulentos. Eso pasa por no usar gafas de seguridad, ya lo sabéis para otra vez.
Tengo un pequeño rincón perfecto para este mueble. De hecho, es el único rincón que tengo disponible y no es muy grande, así que en lugar del enorme estudio de trabajo con un gran aparador de almacenaje que me gustaría instalar, me conformaré con este apaño bastante más discreto. Lo mismo un día puedo tener mi propio taller, pero de momento hay que conformarse con esto.
Os lo enseñaré cuando esté acabado... |

Y bueno, mientras he seguido haciendo cosas sin parar.
Algunas veces pienso que me lo debería hacer mirar, esto de tener que estar siempre trabajando.
Justo esta noche me dormí escuchando un programa de radio donde recomendaban tomarse un día para no hacer absolutamente nada, para dejar la mente a la deriva y sobre todo despreocuparse de todo. Pues no sé. Supongo que eso estaría bien, pero no sé cómo. (Guarrina, necesito tus dotes psicoterapeúticas o lo que es lo mismo: una sesión gratis. Y que me des mi taza).
Creo que necesito también una sesión de meditación con mi gente del grupo, que andan totalmente missing durante el verano. Espero septiembre como agua de mayo, qué aburrimiento de verano para los que amamos el frío de enero...
Feliz semana a tod@s.