Esto lo aplico a varias cosas, pero sobre todo a este año de mil demonios que no termina de morirse.
No voy a gastar tiempo ni energías en felicitar fiestas que ya han pasado ni a desear venturas varias para un año que se presenta más o menos igual de sucio que su hermano; pero deseo de todo corazón que este 2012 lleno de desventuras y de sufrimiento para tanta gente pase ya y se vaya sin pena ni gloria.
Sólo una cosa buena ha tenido este año, y tan sólo al final: mis viajes a Madrid, mi aprendizaje en varias disciplinas (no sólo en las joyeras).
Poco tengo que decir, a parte de mostrar lo que voy aprendiendo, que es mucho e interesante. Desconozco si servirá para darme de comer, pero por lo menos podré decir que lo intenté.

Prometo ir escribiendo con un tono algo más positivo a partir de ahora.
El quejarme un poco hoy es mi regalo de Navidad.
GRacias y abrazos a tod@s.

