Pero Miguel Angel nos ha hecho pasar una noche toledana a su estilo, es decir, fiebre de caballo, temblores varios, visitas precipitadas al baño, llamadas telefónicas a M. para que lo acompañara a urgencias...menos mal que, de momento y rezo poque la cosa siga así, mi pequeño no parece tener malestar ni fiebre. Espero que los virus de su papá permanezcan formalitos y no les de por viajar.
Mañana será otro día.
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